En el desierto no hay atascos



Moussa Ag Assarid lleva el viajar en la sangre. Nacido en el norte de Mali hacia 1975, hijo de padres nómadas y primogénito de una familia de trece hijos. Con 23 años, el joven tuareg llega a Francia y cambia los dromedarios de su infancia por el TGV y el metro.Siempre en movimiento e interesado en conocer a los demás, Moussa describe en esta obra su fascinación y perplejidad ante el mundo occidental que va descubriendo: su naturaleza, sus habitantes y sus costumbres, y todo aquello que no vemos pese a tenerlo cerca.Los comentarios y las anécdotas que cuenta, como la cama del hotel tan grande que podrían dormir en ella todos los niños de su jaima, el milagro del agua que sale de los grifos, la magia de las escaleras mecánicas y las puertas automáticas... son a un tiempo divertidos y enternecedores, y además muy lúcidos, sin ocultar a veces la decepción por cosas como la falta de tiempo y de calor humano. Su texto, siempre impregnado por su cultura y por su arte de vivir nómada, constituye para los occidentales una ocasión de sonreír pensando en nosotros mismos.

«Que un pastor tuareg llegue a estrella en Europa es tan improbable que Moussa lo interpreta como un designio: lo aprovecha para defender la vida nómada y pastoril de los tuareg.» Victor-M. Amela (La Vanguardia)

«El libro reivindica los valores del ser, no del tener, lo material o comprable.» Marta Salvador (Rutas del Mundo)

«Palabras que salen del corazón y que están llenas de sabiduría.» (La Manche Libre, Francia)

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